El evangelismo en el contexto de una nueva iglesia que se multiplica

Reflejar el carácter de Jesús

Cuando comenzamos a plantar iglesia, teníamos algo muy claro en nuestra mente: queríamos plantar iglesias que reflejaran el carácter de Jesús. Esto implicaría que estas iglesias estarían llenar con personas que hicieran todo lo posible para imitarlo; ¡personas que aspiran a ser como su Señor!

Antaño, un discípulo dejaba a su familia para sentarse a los pies de su maestro (Luc. 10:39; Hech. 22:3). El acto de sentarse a los pies de un maestro era un simbolismo de alguien dedicado a recibir tanto como pudiera para luego imitarlo. Si tuviera que explicar el discipulado a mi hija de 8 años, le diría: “Cariño, un discípulo de Jesús es alguien que vive con un solo objetivo: ser como Jesús”. Eso parece ser demasiado simple para abarcar todo lo que necesitamos saber sobre el discipulado; sin embargo, es exactamente lo que Jesús nos dice que hagamos en Juan 20:21: “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”. En esta frase, él está diciendo: “Imítenme, sean como yo, hagan lo que mi Padre y yo estamos haciendo”. ¡Miramos cómo Jesús fue enviado y hacemos lo mismo!

La iglesia como un todo no ha ignorado totalmente este concepto. Al imitar al maestro, simplemente ha elegido enfocarse en dos aspectos: la comunión de Jesús con el Padre, y su vida sin pecado. No hay dudas de que Dios el da el Espíritu Santo a su iglesia para transformarnos de adentro hacia afuera, ayudarnos a vencer la conducta pecaminosa, y así llegar a así más como Jesús en pureza y victoria sobre la tentación; pero eso no es todo lo que Jesús hizo, pues de lo contrario podría haberse quedado aislado en el desierto, lejos de todos, para mantenerse incontaminado de pecado. Hay otra faceta de la historia que tendemos a olvidar. Jesús estaba con las personas como quien deseaba su bien, se hacía amigo de ellos, ministraba a sus necesidades, ganaba su confianza, y finalmente los invitaba a seguirlo. 

Pablo dice: “Imítenme a mí, como yo imito a Cristo” (1 Cor. 11:1). Juan también nos dice: “El que afirma que permanece en él debe vivir como él vivió” (1 Juan 2:6). Cuando Jesús invitaba a las personas a seguirlo o imitarlo, se refería al paquete completo, no solo al aspecto espiritual. Invitaba a las personas a imitarlo negándose a sí mismas y construyendo una reputación de discípulos de Jesús por la manera abnegada en que se amaban unos a otros (juan 13:35).

Hay tres actividades de actividades que Jesús realizó aquí en la Tierra: (1) Se juntó / hizo amigo de las personas (pertenecer); (2) bendijo y tuvo comunión con el Padre; (3) mientras ayudaba a otros a hacer lo mismo (creencia). 

Pertenecer (inclusión social – comer)

Una de las mejores maneras de juntarse con las personas y hacerse amigos es comiendo con ellas. Esto puede explicar por qué Jesús comía con otras personas todo el tiempo. No digo esto de manera negativo, pero las personas lo acusaron de ser glotón y borracho. ¡Ah! Y amigo de ladrones, recaudadores de impuestos y pecadores. La última parte de la acusación que se encuentra en Mateo 11:19 en realidad es cierta: sí incluyó recaudadores de impuestos y pecadores en su círculo de amigos. Pero Jesús no era un glotón ni un borracho. Era culpable de asociación, ya que pasó bastante tiempo con esas personas. Si yo he de ser enviado como el Padre envió a Jesús (Juan 20:21), entonces somos llamados a hacer las mismas cosas y recibir las mismas acusaciones y reputación que Jesús recibió. 

Tan solo en el Evangelio de Lucas vemos doce encuentros salvadores que tuvo Jesús con personas alrededor de una mesa con comida. Para un evangelio de veinticuatro capítulos, ¡podríamos decir que Jesús estaba comiendo con alguien capítulo de por medio! Incluso antes de su muerte, la última vez que él y los discípulos estuvieron juntos fue en la cena de la Pascua (Mateo 26). En sus primer encuentros luego de la resurrección, tanto en Emaús (Luc. 24:28-30) como en el aposento alto (Luc. 24:41-43) hubo comida involucrada. Cuando se les apareció a los discípulos junto al mar de Galilea, les preparó el desayuno (Juan 21). Jesús les prometió que no comería ese pan ni bebería ese vino hasta que estuvieran juntos en el Reino de los cielos (Luc. 22:16; Mat. 26:29). Por tanto, adivina qué haremos la primera vez que pasemos tiempo con Jesús en el cielo. ¡COMER! Si Jesús practicó la inclusión social pasando tiempo con las personas alrededor de una mesa, eso significa que nosotros también somos llamados a hacer lo mismo como imitadores de Jesús.

Crear una rutina o un ritmo es esencial para que esto funcione. Tenemos la tendencia natural a retraernos, y luego de un día duro de trabajo, lo último que muchos de nosotros queremos hacer es tener invitados, o salir a algún lado. No estamos sugiriendo que agregues otra actividad a tu ya ocupada vida. El objetivo es alinear nuestras vidas con la misión. Por ejemplo, todos comemos varias veces al día. En promedio, veintiún comidas por semana, si comes tres veces al día. No estamos sugiriendo que agregues comidas a tu semana, sino que le des algunas de las comidas que ya ibas a tener, a Jesús. Entonces, digamos que tienes veintiún comidas en una semana y decides dar tres. Esto significa que orarás pidiéndole a Dios que te dé oportunidades de comer con tres personas durante esa semana. Otra manera de hacer esto es organizar reuniones sociales regularmente, como invitar a vecinos y amigos a una cena a la canasta una noche. Estamos hablando de una reunión social alrededor de la comida: eso es una fiesta. Si puedes hacer que ya sea un día estipulado regularmente, aún mejor. Este es un momento de inclusión social, y no una trampa para obtener más estudios bíblicos. Por favor, compórtate simplemente como un amigo. Disfruta de desarrollar relaciones genuinas con las personas. Esto es algo genial, ¡ya que podemos ser cristianos y personas agradables al mismo tiempo! Al hacer estas cosas, siguiendo el ejemplo de Jesús, sobresaldrás de la multitud y harás que las personas sientan curiosidad.

 

Sergio Quevedo fue el Coordinador de Plantación de Iglesias en la Conferencia del Sur de Nueva Inglaterra. Actualmente es el Subdirector de Plantación de Iglesias en la Conferencia de la Unión de Japón – JUC 

Este artículo es un extracto del libro Multiplica. El libro Multiplica es un regalo de la Asociación Ministerial de la División Norteamericana a todos los pastores y pastores voluntarios laicos. Para obtener el libro sin costo, comuníquese con el Director Ministerial o Coordinador Hispano de su Conferencia.

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