Se necesitan misioneros voluntarios

¿Por qué alguien dejaría la comodidad de su hogar y se aventuraría en un lugar inseguro, tal vez hostil y desconocido? Hay una serie de razones para tomar esta decisión y formas que pueden brindar a los pastores información sobre el reclutamiento y la movilización de voluntarios misioneros, incluso factores que fortalecen el crecimiento de la iglesia local.

En primer lugar, ¿qué es un misionero voluntario? Como lo indica el término, es una persona que es enviada para alcanzar a las personas en un lugar o ambiente donde el acceso está restringido al evangelio. Proclama el mensaje de palabra y de hecho...y es gratuito. Elena G. White dijo que “la prosperidad del trabajo local depende en gran medida…de la influencia que se refleja a través de la obra evangélica realizada en países lejanos” (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 36).

Aproximadamente el ochenta por ciento de los misioneros voluntarios son menores de 30 años, y la mayoría de ellos quiere saber que está marcando una diferencia en la vida de los demás, y que esa diferencia, a su vez, puede impactar de manera tangible en su propia vida.

Pastores: el argumento tradicional de que uno debería servir porque eso es lo que hacen los cristianos ... ya no es un motivador suficiente. El sentido dado es “Sí. Quiero servir. Pero ¿cómo logrará esto mis propios objetivos en la vida y cómo puedo sentir que he hecho una diferencia en el mundo?” Sus razones deben incluir cosas como la salvación de la humanidad, la erradicación del hambre mundial y la justicia social. Pero pierden interés cuando los reclutemos para alcanzar cuotas personales, agendas o para ahorrar dinero.

No es de extrañar que se estima que en la División Norteamericana, cada año hay más de 60 mil participantes en viajes misioneros de corto plazo. Cuando regresan, las comunidades los reciben con la bienvenida de un héroe...y estoy de acuerdo. Los viajes a corto plazo pueden llevar a asignaciones a más largo plazo y, en última instancia, a posiciones de liderazgo en el programa de misión de la iglesia local y los esfuerzos de evangelización (nuevamente, la influencia que se refleja).

Los misioneros voluntarios prosperan cuando están en relaciones sanas. Una de las razones principales por las que abandonan el campo de la misión o no se pueden reclutar es cuando ven una organización en conflicto o desorganizada. Por otro lado, los voluntarios misioneros pueden prosperar incluso en las situaciones más difíciles cuando se sienten apoyados por su iglesia. Este apoyo puede venir a través de cartas, oraciones, y apoyo financiero. Además, las iglesias que se comprometen a apoyar a un misionero pueden desarrollar una pasión por las misiones que en cambio puede iniciar programas de evangelización. Esto también es parte de la influencia que se refleja.

Los misioneros voluntarios desean profundizar sus habilidades y caminar espiritualmente con Dios. Los compromisos a largo plazo no funcionan bien con ellos. Están buscando un servicio a

corto plazo o periódico (dos meses, seis meses o un año). Cuando se les dan estas opciones, usualmente se quedan por períodos más largos.

Si esperamos terminar la obra de Cristo en la tierra, la iglesia local tendrá que entender la influencia que se refleja. Con sesenta millones de inmigrantes y refugiados solo en Estados Unidos y Canadá, los eventos en estos postreros días están llevando rápidamente al mundo a nuestro patio trasero. El uso de misioneros voluntarios es una clave importante para alcanzar al extranjero. Elena G. White expresa: “Si nos apresuramos a discernir la apertura de la providencia de Dios, deberíamos poder ver...oportunidades para llegar a muchos extranjeros en América, un medio divinamente designado de extender rápidamente el mensaje del tercer ángel a todas las naciones de la tierra” (Review and Herald, 29 de octubre de 1914).

Con un buen programa de misión sólida, Dios ha hecho posible que cualquier iglesia local pueda reclutar voluntarios misioneros y tener una mentalidad global. “Se necesitan misioneros voluntarios…para experimentar lo que es ser los héroes modernos de Dios en todo el mundo, incluso, en nuestro propio patio trasero, participando y haciendo discípulos de todas las naciones.

 

Ernest Hernández es el director de la Secretaría de Ministerios Voluntarios de la División Norteamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Previous
Previous

Los Campamentos de Verano, Una Temporada de  Evangelismo

Next
Next

Plantación de la Iglesia de Triad Adventist Fellowship